Por
Claudia de Icaza
La trágica muerte de Jenni Rivera podría traernos una lección de vida, digna de tomarse en cuenta: si nadie está lo suficientemente preparado para irse, y pocos son los que entienden lo frágil que puede ser su existencia, creo que valdría la pena plantearnos lo importante que es resolver HOY los asuntos prioritarios, pensando que no habrá un mañana seguro para hacerlo.
Me refiero a lo verdaderamente prioritario, lo que tiene que ver directamente con asuntos delicados de familia, y que Jenni fue dejando pasar esperando el "mejor" momento.
Hablo, en concreto, del distanciamiento que existía con su hija "Chiquis", señalada como la tercera en discordia en su relación amorosa con Esteban Loaiza y con quien supuestamente ya había limado asperezas.
Me pregunto si hubo un "perdón" y un "te quiero", pues Jenni traía en mente hacer de esta reconciliación uno más de sus eventos públicos.
¿Qué se avecina? Los dimes y diretes, la polémica que seguramente envolverá a su primogénita, a quien tocará la constante persecución de algunos medios interesados en saber en qué terminó ese conflicto.
Queda inconcluso el proyecto de un libro que la cantante estaba escribiendo, donde revelaría los motivos que la orillaron a pedirle el divorcio al pelotero.
Peor aún: quedan secretos que muchos pretenderán desentrañar, como siempre ocurre cuando el personaje desaparecido goza de gran popularidad y vive en función de convertirse en leyenda.
Y no sé si usted esté de acuerdo conmigo, pero ella no será la excepción, ya que desde el instante en que se supo del accidente aéreo, su historia de vida empezó a escribirse entre rumores, especulaciones y emotivos corridos.
Rumores y comentarios cercanos a la realidad, así como "información" producto de la maquinación de gente rastrera, mala leche, que sin ningún pudor dejó rolar por internet un escrito sugiriendo un secuestro y dando por hecho que la cantante y su publirrelacionista, Arturo Rivera, estaban vivos, pero que se desconocía su paradero.
¿Otra figura más que va resultar no estar muerta y a la que verán cantar por la Sierra? Y no es burla, por lo menos de mi parte, sino de esos oportunistas cibernéticos que siempre buscan "figurar", aprovechándose de la ignorancia y la confusión de la gente.
No estamos preparados para enfrentar a la muerte, pero, ¿qué tal se nos da el humor negro, los chistes crueles y de mal gusto?
La Diva de la Banda era una mujer muy brava que no se dejaba de nadie ni medía el peligro. Así lo demostró cuando, en 2010, dio a conocer las amenazas que le hizo un seguidor en su cuenta de Twitter: "eres la siguiente en morir", a lo que ella respondió: "¡sí, pero de risa! Los verdaderos asesinos no amenazan".
Faltan muchas cosas por saber acerca de este lamentable caso, y falta ver salir a todo tipo de "personajes" revelando cosas de ella, haciéndose pasar por dueños de la verdad absoluta.
Me quedo con lo que expresó Joan Sebastian, incrédulo ante lo que estaba pasando: "de ser así, Jenni, (gorda) amiga, aplaudiré llorando por la conclusión de tu vida terrenal y por el inicio de tu inmortalidad".
Un homenaje breve, pero muy sentido, que seguramente comparten los familiares, los amigos de ella y esos fans a quienes realmente toca la tarea de hacerla inmortal.
Ah, pero como la inmortalidad no se hizo para nosotros, simples mortales, aspiremos por lo menos a irnos más ligeros y sin tantos pendientes.
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